Pero el arte que se ha cebado con ellas, de alguna manera,
también las ha rehabilitado. La nieve no sería tan blanca en Monet sin esa
urraca tan negra sobre una cerca, ni el Manolito Osorio de Goya tan encantador
si no sostuviese un cordel tirando de una urraquilla y Braque tampoco habría
podido abrir el espacio sin contar con ella.
El Museo Nacional de Ciencias Naturales tiene un maravilloso
grupo de nueve urracas naturalizadas, quizás aquellas jovencitas tracias,
expuesto en una de sus salas. El ejemplar de la foto pertenece a la colección
de Aves del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Fotografía: © Jesús Muñoz Fernández. MNCN. CSIC
Fotografía: © Jesús Muñoz Fernández. MNCN. CSIC