jueves, 13 de febrero de 2014

Visitantes "aún" no ilustres: Federico, Salvador y Pepín


Federico García Lorca del brazo de Pepín Bello da la mano a Salvador Dalí en 1925 ante una puerta del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Todos eran alumnos de la Residencia de Estudiantes situada a unos pocos metros del Museo de Historia Natural. Falta en el grupo de compañeros Luis Buñuel que era, precisamente, el que tenía una mayor vinculación con el museo como nos cuenta en su biografía: "El Museo de Historia Natural se levantaba a unas decenas de metros de la Residencia. Trabajé allí durante un año con gran interés, a las órdenes del eminente Ignacio Bolívar, el más célebre ortopterólogo del mundo por aquella época. Aún hoy puedo reconocer a primera vista muchos insectos y dar su nombre en latín”.
La puerta que aparece en la foto es la norte frente al Jardín Mediterráneo.

lunes, 10 de febrero de 2014

"Tridacna gigas": símbolo de regeneración



La concha surgida de las profundidades del mar simboliza el agua portadora de vida. No sólo evoca el nacimiento universal sino la eternidad representada en una forma que prevalece mucho tiempo después de la desaparición del animal que albergaba. Es, al mismo tiempo, la imagen de la vida que aparece y la evidencia de la regeneración de la vida. Este es el motivo por el que ha acompañado en los enterramientos a los difuntos desde la prehistoria. La cultura cristiana, heredera de la iconografía clásica, la ha otorgado también un doble significado: el "nacimiento" espiritual gracias al agua purificadora y, por otra, la superación de la muerte. La concha vacía, con la que San Juan Bautista bautiza a Cristo, es también recuerdo de su sepulcro desierto al resucitar en la mañana de Pascua. Esto explica la presencia en las iglesias de pilas para el agua bendita que, o bien imitan a las conchas, o son ejemplares naturales de la especie Tridacna gigas como la cedida temporalmente por el Museo Nacional de Ciencias Naturales a la Iglesia de San Andrés de Madrid o las que conserva expuestas este museo en sus salas.
Fotografías: © Jesús Muñoz Fernández. MNCN. CSIC


La mesa lapidario capturada al Westmorland


Una brumosa mañana de Enero de 1778 el Westmorland, una fragata corsaria británica procedente de Livorno y capturada en el Mediterráneo, entraba escoltada en el puerto de Málaga por dos barcos de guerra franceses. España, aunque no estaba en guerra con Inglaterra, colaboraba con Francia en su apoyo a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. El navío transportaba gran cantidad de obras de arte, libros y otros objetos preciosos atesorados por los viajeros británicos del Grand Tour. Era un viaje iniciático a las fuentes de la Cultura que entonces se buscaban en Roma y Nápoles.
© Museo Nacional de Ciencias Naturales
Los cajones incautados al Westmorland fueron comprados por el gobierno español y sus obras de arte repartidas en distintos museos estatales. Entre ellas se encontraban varias tapas para mesa confeccionadas con piedras duras. Quizás, la más notable sea la conservada en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Es una superficie rectangular que forma un damero, a la manera de un muestrario, con diferentes tipos de mármoles, alabastros y rocas fósiles, muchas de ellas obtenidas en las excavaciones romanas. La mesa fue construida con un interés erudito y anticuario: parecía querer reunir en un espacio reducido todos los materiales que levantaron la Antigüedad, el arte del Renacimiento y el Barroco. Se puede contemplar en la Sala de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.