lunes, 18 de junio de 2018

El águila real (Aquila chrysaetos)

Por su fiereza, valor ante el peligro y sugestiva mirada el águila ha sido elegida desde el comienzo de la Historia para representar los atributos de la realeza. Griegos, romanos, aztecas y europeos, entre otros, plasmaron su porte altivo en un sinfín de obras de arte, e incluso, las criaron como emblema vivo de sus propias dinastías. Los emperadores austriacos tenían siempre algunos ejemplares enjaulados de águila imperial (Aquila melanaetus) en su castillo de Schoenbrunn, donde era habitual que sobrepasasen los cien años de edad.

Un águila real puede llegar a medir un metro de longitud y tener una envergadura de alas de dos metros y medio. Con una vista muy aguda es capaz de divisar a sus presas desde grandes alturas. Puede vivir tanto en regiones montañosas como silvestres. Dotado de una fuerza prodigiosa es capaz levantar animales tan grandes como gamuzas y corderos, por lo que en la Edad Media se le tuvo como secuestrador de niños siendo considerado como una alimaña.

En la actualidad el águila se ve amenazada por la destrucción de su hábitat a manos de la expansión urbanística, la electrocución con tendidos eléctricos, el expolio de sus nidos o la práctica poco respetuosa de actividades deportivas como la escalada y el senderismo que pueden dificultar la puesta y la cría de estas aves. El águila real se incluye en el “Libro Rojo de las aves de España” como “casi amenazada” y está incluida en el “Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial”.
Fotografía: © Jesús Muñoz Fernández. MNCN. CSIC

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