Este “agradable” vertebrado acuático tiene una boca redonda,
como si fuera un embudo, rodeada de numerosos dientes. Como no tiene mandíbula
no puede cerrar la boca y se adhiere a sus víctimas con el vacío que produce
con su lengua. Se encuentran tanto en el mar como en el agua dulce. Al carecer
de extremidades, nadan mediante movimientos ondulatorios ayudándose por una
aleta impar que recorre todo su cuerpo. Su boca es una verdadera ventosa con la
que se adhieren a los peces. La lengua esta armada con unos dientecillos muy agudos con
los que chupan la sangre y los tejidos al animal dejando únicamente la piel
y las espinas. La lamprea marina común puede medir cerca de un metro de
longitud.
Su carne es muy apreciada y se suele cocinar en su misma sangre.
Su carne es muy apreciada y se suele cocinar en su misma sangre.
Fotografía: © Jesús Muñoz Fernández. MNCN. CSIC
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